Un dulce y frío viento soplaba
Sobre la pequeña selva de abetos donde vivía
Silenciosa, triste y sola, una loba.
Ella no era como otras
Tenía el pelo color de bronce
Los ojos ocres
Pero en ella
Bajo la espesa piel rojiza
Había algo especial
De su guarida sobre la colina
Se escuchaban dulces aullidos y
De su pequeña boca salía algo.
Era fría, blanca
E incluso húmeda,
Pero no era lluvia.
En breve cubrío
Bajando ligera
La entera selva.
No se sabía qué era.
Era suave y lieve.
¡¿Era tal vez nieve?!